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viernes, 17 de febrero de 2017

Reseña~Jane Eyre

 Autor: Charlotte Brontë
Título original: Jane Eyre
ISBN: 8482809806
Género: Novela
Editorial: Oveja Negra, Ltda.
Fecha de publicación:  octubre,1847
Fecha de edición: 1985
Número de páginas: 332

"No veo obstáculos a que goce de una suerte feliz, sino en ese entrecejo, un entrecejo orgulloso, que parece querer decir: "yo puedo vivir sola, si el respeto de mi misma y las circunstancias me obligaran a ello. No necesito vender mi alma a un comprador de felicidad. Poseo un escondido e innato tesoro que me bastará para vivir si he de prescindir de todo placer ajeno a mí misma, en el caso de que hubiese de pagar por la dicha un precio demasiado caro".


Dice mucho de mi puntualidad el hecho de publicar una reseña de un libro que terminé de leer hace más de tres meses y cuya entrada lleva guardada en borradores casi dos, pero la vida continúa ¡y las reseñas también!

Muchos estudiosos de la Literatura ubican esta novela como una de las primeras que enfoca la lucha de la mujer por el empoderamiento en sus derechos, sin embargo no me gusta categorizarla solo como 'un libro feminista' porque no lo es. Esto como respuesta a muchas personas que piensan que por tener un título con un nombre de mujer inmediatamente la historia queda reducida en lectores.

Jane Eyre es una joven cuya vida se ha visto marcada por desgracias desde muy corta edad. Luego de la muerte de sus padres, su cuidado es asumido por su tío, quien al poco tiempo enferma y muere, dejando a cargo de Jane a su esposa, una mujer egoísta y tan cegada por el resentimiento que no se fija en lo triste que es la vida de su sobrina política al lado de sus hijos. Debido al rencor que guardaba esta tía, Jane es enviada a un internado de nombre Lowood, donde consigue formarse como docente y, después de colocar un anuncio de empleo en un periódico recibe la invitación a presentarse para el puesto de institutriz en Thornfield Hall, allí conoce a su estudiante y a su tutor, Edward Rochester, un lord al que le rodea un halo misterioso, esto sumado a los sucesos que, sin aparente motivo, se presentan en el castillo junto al rumor de una figura rondando las habitaciones.

El lenguaje empleado es elegante y sofisticado, recurriendo mucho a conceptos abstractos que van desde el núcleo mismo de las emociones hasta la fortaleza humana anclada en la fe. Está narrada en primera persona, por lo que al principio me rehusaba a leerlo, sin embargo, y por lo que he referido ya respecto a su lenguaje, a medida que uno se adentra en la historia es fácil perderse entre los diálogos y escenas. 

Los personajes están absolutamente bien logrados, empezando por la misma Jane. Criada como el centro de desgracias, debió aprender a sobrevivir por su cuenta, a ocultar su curiosidad e inteligencia, a mantener la boca cerrada y a únicamente liberarse con dos o tres personas que le representaban confianza. Esta clase de existencia es lo que forja su carácter tan férreo y hasta inflexible en muchas ocasiones, sin embargo mantiene las emociones y esperanzas de una muchacha ordinaria y es así como se enamora de su patrón, el señor Rochester.
Este personaje es necesario en la historia, pero no fue de mi agrado en muchos momentos, lógicamente sintiéndome tan identificada con Jane me ofendía su inestabilidad e inmadurez, al igual que me entristeció su situación personal a mitad de la novela, especialmente cuando eso influye en la reflexiva y razonable Jane para tomar un rumbo que pudo llegar a matarla, pero no fue así, una muestra más de los reflejos de la fortaleza que brinda al hombre la creencia en un ser superior manejando los hilos de nuestro destino.

Los personajes secundarios son básicos, pero realmente necesarios para resaltar la personalidad de Jane, tan distinta a la de las jóvenes de su generación y de clase social lejana a la suya. Tal fue el caso de la señorita Blanche y hasta de su propia tía.

La tragedia es el ingrediente notable dentro de este libro, pero adornada de pinceladas góticas como incendios de camas, gritos a medianoche, el resonar de risas maniáticas entre los corredores vacíos y el constante enigma de una criada llamada Grace Poole son el adobo que complementa la trama central que a llegados instantes podría volverse monótona y arrojarnos un simple libro romanticón. 
Es una novela en primera persona muy bien escrita.

De fácil lectura en cuanto a ritmo y prosa, la recomiendo a quienes estén acostumbrados al contexto socioeconómico del siglo XIX y no les moleste vivir la historia desde la cabeza de uno de sus personajes. No creo que pudiese ser de interés de los adolescentes en la actualidad, como de seguro fue el caso en la época de su publicación, pero bien puede ser disfrutado en su totalidad por adultos jóvenes que deseen adentrarse a clásicos modernos de la Literatura. 

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