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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Artículo: El Efecto Zeigarnik


¿Alguna vez les ha pasado que recuerdan durante todo el día que tienen que hacer algo pero olvidaron lo que hicieron ayer?

Bien, su cerebro tiene ganas de presentarles al efecto Seigarnik.




Este es uno de los principales motores para el Marketing, especialmente en el campo cinematográfico y literario, y es sencillo de entender.

Bluma Zeigarnik es de quien toma el nombre, debido a que fue ella quien notó la circunstancia curiosa de que un camarero recordara una larga lista de órdenes pendientes y, sin embargo, difícilmente recordaba los platos que acababa de servir.
Es por esto que decidió hacer un estudio de este efecto y se encontró con resultados muy interesantes.

Bluma trabajó en este proyecto, siendo sus conclusiones publicadas en 1927. 

En el estudio original de Zeigarnik se demostraba que las tareas que se interrumpían antes de finalizarlas eran recordadas por los adultos aproximadamente un 90% mejor que aquellas que se terminaban completamente y que los niños, en general, recordaban solamente las tareas que no completaban. Actualmente este sorprendente estudio se conoce como “efecto Zeigarnik”. 

En otra prueba, mucho más reciente que la de Bluma, se le pidió a un número determinado de personas que realizaran diferentes pruebas, entre ellas resolver un rompecabezas; los participantes fueron interrumpidos luego de cierto tiempo y se les explicó que el estudio había finalizado y que ya no era necesario terminar de armarlo, pero cerca del 90% de las personas quiso quedarse en la sala hasta completarlo.

Estos estudios demostraron que el hombre tiene tendencia a terminar las tareas que ha dejado inconclusas, y que no hacerlo le produce incomodidad y hasta cierto grado de ansiedad, situación que, tal como mencionaba al inicio, es aprovechada entre las más sagaces empresas multinacionales, canales de televisión, productoras cinematográficas e incluso escritores, generando de esta forma situaciones en las que someten la voluntad del consumidor sin que éste lo note siquiera.

Es así como obtenemos los famosos episodios dobles y los inquietantes finales en una que otra serie, sin mencionar las franquicias de cine, como aquella trilogía fílmica que se desprende de un único libro llamado El Hobbit. Y es también debido a este efecto que podría entenderse la magnitud del interés  por los fenómenos literarios compuestos por sagas o trilogías que ha aflorado entre lectores durante los últimos años: todas aplican el recurso denominado Cliffhanger, del cual hablaré en uno de mis siguientes artículos.

No se lo pierdan...






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