Ayer sentí la imperiosa necesidad de escribir sobre mi viaje a un cine de la ciudad, pero llegué directito a ver tocar a Coldplay en el Itunes Festival.
Es uno de esos eventos que hacen que los días tengan sentido.
Especialmente cuando estamos a las puertas del lanzamiento de su sexto álbum de estudio "Ghost Stories".
Y, pues, también sonó Atlas.
Fue maravilloso.
Y me refiero a los amigos y el concierto.
Pero, dejando de lado a Coldplay (lo cual no es asunto simple), diré que la salida grupal había sido planificada hace varios días, y realmente fue una sorpresa que al fin se cristalizara, porque, según yo, no tenía futuro
.
Con un poco de retraso (y cambio de lugar) debido a mi causa, nos decidimos a ver Philomena.
Mi reseña sobre ésta, se encuentra siguiendo el link.
Mi reseña sobre ésta, se encuentra siguiendo el link.
Valga decir que ni mis amistades ni yo somos gente pasiva, pero en una sala de cine con cerca de 15 personas, se esperaría silencio, al ser una película orientada a un hecho social.
No.
Las risas (en momentos pertinentes y no tan pertinentes) fueron las que adornaron mis casi dos horas de estancia en la sala.
Es fenomenal ir al Cine,claro está, pero todo es mucho mejor si hay amigos en las butacas siguientes.
Al final de la jornada cinéfila, recorrimos durante casi diez minutos el patio de comidas buscando una mesa, y pasamos cerca de varias hermanas religiosas en una de ellas.
Debo decir que estuve tentada de preguntarles si no habían vendido bebés últimamente. (referencia Philomena)
En fin, entre naderías y una plática que quiso ser sobria, voló el tiempo y cada quién a su casa.
Fue uno de esos días en los que no haces nada provechoso por los demás, según mucha gente, pero el alma y la mente quedan llenos de sonrisas y momentos que van construyendo la esencia personal.
No desperdicien oportunidades de salir entre amigos, pues son esas pequeñas salidas las que mantienen el balance entre la juventud despreocupada y la adultez sensata.
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